ENTRE LO CIERTO Y LO VERDADERO

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Oscar Tenreiro /17 Octubre 2007

( Imagen destacada: La Carlota está en un lugar privilegiado del Valle de Caracas).

La Dirección del Instituto de Urbanismo de la UCV me ha pedido expresar algunos puntos de vista en relación al tema de La Carlota, como parte de una exposición en la Facultad de Arquitectura sobre “Propuestas para La Carlota”. Lo hago aquí públicamente. Y me referiré a tres tipos de consideraciones que rigen a todo Proyecto Urbano de importancia. Porque la Carlota sería un Proyecto Urbano clave para Caracas.

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Si hablamos desde la perspectiva del Diseño Urbano, estableciendo criterios técnicos, conceptos básicos que se enriquecen en el mundo académico y servirían de marco a un Plan Maestro, podemos decir:

A) La Carlota debe ser un lugar de grandes espacios abiertos. Caracas tiene sed de espacios públicos de carácter cívico, de lugares centrales de actividades urbanas desvinculados del impacto automotor, de áreas para instituciones culturales en ámbitos que actúen como remanso frente a la ciudad congestionada, de proyectos monumentales, de instalaciones para deportes de práctica y de competencia. La Carlota puede ser la respuesta parcial a esa demanda siendo a la vez una reserva de áreas verdes conectada al Parque del Este. Es imprescindible servirla por transporte colectivo masivo: el Metro.

B) La Carlota, por estar rodeada por una ciudad viva, debe contemplar en sus bordes focos de actividad urbana que incluyan sectores comerciales restringidos (comercio, centros de convenciones, hoteles, edificios corporativos). Hoy en día se reconoce sin complejos la necesidad de la actividad comercial como fuente de vida urbana y estímulo para la inversión privada, esencial en un Proyecto Urbano de esta magnitud.

C) No se debe conservar la pista de aterrizaje. Limita drásticamente el desarrollo integral de La Carlota. La cuestión de la accesibilidad en casos de emergencia pasa a un segundo plano ante los planes existentes de conexión ferrocarrilera y de autopistas en los principales corredores de acceso a la ciudad, que terminan derrotando todo argumento a favor de la conservación de un aeropuerto en posición central. Recalco esto: una pista de emergencia no es otra cosa que un aeropuerto de mínima actividad, con sistemas de aeronavegación y restricciones de acceso típicas de cualquier aeropuerto. Algo muy diferente y factible sería la creación de un importante helipuerto conservando la Sede de la Fuerza Aérea.

D) Hacer propuestas exploratorias en ambiente académico puede tener un interés referencial. Esa es seguramente la intención del IAU-UCV al organizar la exposición de trabajos de post-grado. En este nivel se actúa sin precisar fuentes de financiamiento, sin examen de costos o expectativas de retorno de la inversión. Se prescinde de las decisiones políticas. Tienen pues un carácter sobre todo especulativo y por ello no se nutren de modo completo de lo que puede llamarse el conocimiento de la ciudad. Todo Proyecto Urbano del alcance de La Carlota tiene que considerar un marco político y financiero preciso.

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Si nos referimos a consideraciones coyunturales vinculadas a una realidad local, a la experiencia de la vida en nuestra ciudad y las carencias de una sociedad como la nuestra, podemos decir:

A) En La Carlota no debe haber vivienda. Nuestra tradición urbana real nos ilustra de modo claro en cuanto a la tendencia al deterioro de la vivienda urbana. Grandes sectores de Caracas son el mejor ejemplo. Ya no se trata aquí de consideraciones académicas o del modo de vida de ciudades europeas, sino de lo que nos enseña nuestra experiencia.

B) Algunas personas que tratan de ver el tema de modo muy realista han asumido una posición cautelosa, según la cual lo único que hay que hacer es un parque pasivo, extensión natural del Parque del Este, como la mejor manera de evitar que se propongan usos indebidos. Hacer un parque pasivo sería entonces algo así como una estrategia para salvar a La Carlota para la ciudad.

C) Se han hecho propuestas que ceden al impulso de la oportunidad, categoría en la que incluyo los esquemas elaborados por profesionales dignos de respeto, talentosos, como Alberto Manrique o Fruto Vivas, que de manera rápida dieron forma a propuestas cediendo a la solicitación política. Manrique a la del Alcalde de Chacao, alarmado por la disparatada propuesta de construir viviendas “baratas” en los campos de golf del Country Club, y Fruto Vivas a la del Gran Conductor. Manrique propone unas viviendas que terminaron legitimando la muy justamente criticada intención reciente del Ministerio del Habitat de hacer lo mismo. Fruto Vivas lanza algunas ideas interesantes como el aprovechamiento de las quebradas que corren bajo La Carlota y otras menos, que parecen surgir de la presión para darle forma a una “imagen”. Ambas aceptan (¡!) conservar la pista de aterrizaje.

D) En La Carlota no hay que hacer nada. Ese argumento ha sido manejado por personas vinculadas a la Asociación de Vecinos de Chuao, cuya conducta en cuanto a la discusión sobre la ciudad, asumida por ejemplo en el momento de pronunciarse sobre la nueva Ordenanza para esa urbanización, deja en entredicho la lucidez de las Asociaciones de Vecinos como interlocutores válidos. Hasta tal punto usan argumentos de muy corto alcance, que parecen más bien simples opiniones, lo cual pone en duda la capacidad de esas Asociaciones para incorporarse a un diálogo lúcido sobre los grandes problemas de la ciudad. He ahí un debate de importancia a propósito de los nuevos Consejos Comunales y su ingerencia en las decisiones a tomar en nuestras ciudades.

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Si se va a actuar en La Carlota en términos democráticos o en términos autoritarios es la verdadera discusión de este momento. Con la Reforma Constitucional propuesta Venezuela se convierte, institucionalmente, en una República regida dictatorialmente. Vistas las cosas así, la exposición del Instituto de Urbanismo es irrelevante. Cualquier discusión sobre La Carlota que pretenda ser seria, está obligada a tomar en cuenta esta amenazante realidad.

A) He dicho otras veces que la democracia es un requisito para construir una mejor ciudad. Todo Proyecto Urbano necesita del apoyo del conjunto de la sociedad, no sólo en términos de opinión sino de su aporte concreto al desarrollo del mismo. La participación privada es fundamental no sólo para aportar al financiamiento del Proyecto, sino en términos de consenso ciudadano. Se trata de la sustentabilidad de lo que se proponga en La Carlota. Esto ha llevado a ciudades mucho más ricas que Caracas a recurrir de modo intensivo al sector privado en proyectos análogos. Aun cuando ese Proyecto tuviese aportes importantes del gobierno central es muy dudoso que pueda garantizarse un flujo de inversión estable en el tiempo.

B) Dicho lo anterior, tenemos que concluir en que en el régimen político actual no hay condiciones para el verdadero aprovechamiento de La Carlota. El régimen ni siquiera ha hecho realidad la decisión de eliminar definitivamente el aeropuerto. No ha respondido al clamor general para que se suspenda la construcción de vivienda que ha anunciado el Ministerio del Habitat. No ha manifestado intención de establecer un Plan Maestro. El Metro ignora a La Carlota. Los funcionarios-arquitectos ven hacia otro lado. Los arquitectos-amigos del régimen se abstienen o cultivan la hipocresía. Esta es la realidad: el régimen habla de desarrollos sustentables pero no cree en eso.

Surge entonces de inmediato como única opción posible, algo así como el “congelamiento” de La Carlota, que como decíamos en el punto 2B, algunos proponen. Preferible será La Carlota como parque pasivo, como isla, para dejar abierta hacia el futuro una visión más ambiciosa, moderna, seria, completa.

Resumo:

Cualquier propuesta puede tener mayor o menor interés, pero está derrotada por la realidad política que vive hoy Venezuela.

Y uno desearía que los arquitectos venezolanos dejemos de oscilar entre ser funcionarios obedientes al Poder, esperar favores y por ello ser calculadores; o ser diletantes que se evaden de lo problemático. Hagamos valer la pertinencia de nuestra disciplina.