ENTRE LO CIERTO Y LO VERDADERO

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Oscar Tenreiro

“La estupidez no tiene límites, la inteligencia sí”, es una máxima que le oí pronunciar hace ya tiempo a un ingeniero amigo, europeo, mi maestro en muchos sentidos. Y la frase se va haciendo necesaria en los últimos tiempos con el ascenso al poder, o a lugares importantes de la opinión política internacional, de unos cuantos estúpidos y estúpidas que prefiero no nombrar por ahora. Porque después de haberme ocupado de la estupidez catalana me quiero referir a la avalancha de estupideces que nos han agobiado en estos últimos días a los venezolanos.

Me llama por ejemplo una periodista amiga a pedirme una opinión sobre la polémica que se ha creado a raíz de lo que escribió un estimado intelectual venezolano, escrito cuyo sentido y oportunidad fue alterado por algunos personajes afectos a la Dictadura. Mi amiga quería saber cual era mi opinión sobre el asunto.

Pues bien, lo primero que le dije es que nada me interesaba que el estimado intelectual hubiese perdido su empleo por presiones del gobierno porque historias como ésa hay decenas de miles en la hoja de servicios de nuestra Dictadura; me referí a la frase con que inicié este escrito para decirle después que lo que en realidad me parece de la más extrema estupidez era el aire escandalizado que afectaban tener los cómplices de la Dictadura, asombrados como purísimas vestales del templo de la arbitrariedad, por el supuesto llamado a la violencia del connotado intelectual. ¿Es que esos espíritus delicados, verdaderas damas cuidadoras de la moral no se han dado cuenta de que la máxima violencia para una sociedad es que la dirija una camarilla de delincuentes? ¿A quien quieren engañar horrorizándose por un supuesto llamado a la violencia cuando los órganos represivos del gobierno que apoyan ejercen la más descarada y cruel violencia ante manifestantes pacíficos, tal como acabo de verlo, y casi sufrirlo, ayer, por ejemplo, en la marcha opositora del 1º. de Mayo? Lo primero que se piensa ante estas protestas de pureza moral absolutamente hipócritas y de un cinismo vergonzoso es que piensan que la gente es estúpida, pero no, los verdaderos estúpidos, los agresivamente estúpidos son ellos, afectando pureza cuando apoyan a la más abyecta inmoralidad. Algunos de ellos, me dice mi amiga, son artistas, y aparentemente eso la pone un poco nerviosa. Y le dije entonces, ¿Desde cuando la condición de artista es protección contra la estupidez? Se puede ser un gran músico, pintor, poeta, fotógrafo o lo que sea y sin embargo hacer y propagar estupideces; y lo mismo se puede aplicar a un científico, profesor, y por supuesto a un millonario, caso este último claramente soportado por los recientes acontecimientos políticos del Imperio. La historia está llena de los más especiales ejemplos. ¿No fue una estupidez de Heidegger apoyar a Hitler? ¿De Neruda a Stalin? ¿De Sartre a Fidel Castro?¿Y la de Picasso de ser comunista? Sí, no hay duda de ello, fueron estupideces y lo más grave es que repercutieron en el sufrimiento de muchos millones de seres humanos.

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Una periodista radial con un par de nombres en diminutivo que le tocaba guitarra al Komandante eterno, entrevista por radio a un dirigente sindical de la Dictadura y éste empieza a lamentarse de la violencia opositora contra la ciudad, contra la gente, contra los bienes privados. Eso lo dice un cómplice del gobierno que más ha agredido a la ciudad llevándola a unos niveles de deterioro abrumadores, que agrede a los ciudadanos con la pobreza y una escasez que humilla a las grandes mayorías y la somete a una miseria como nunca en la historia del país. ¿No es acaso esa comedia a dos la escenificación más insincera de un par de estúpidos?

Un abogado gordo de pelo engominado que se llenaba la boca hablando mal del Régimen, quien desde hace un tiempo se convirtió a la Dictadura de un modo que nunca podrá ser aclarado, dice ayer en una entrevista de radio, que está asombrado de las descalificaciones opositoras…que así no se puede llegar a nada positivo, etc. etc.¿Le perdona entonces a sus nuevos compañeros de ruta las cataratas de descalificaciones que diariamente lanzan contra la oposición? ¿O es que no las quiere ver ni oír? ¿ No es eso deliberada estupidez además de cinismo? Sin duda, y la mayor de todas era la de justificar en la entrevista la llamada bufa, insincera, hipócrita e increíblemente estúpida y maligna del Jefe de Estado venezolano a una supuesta Asamblea Constituyente que es un señuelo para estúpidos originado en la estupidez sectaria que nos tiene ahogados a los venezolanos.

¿Que estoy insultando? Si, podría decirse así si estuviéramos viviendo en unas condiciones diferentes a la que nos obliga a vivir la Dictadura a todos los venezolanos, condiciones revestidas de estupidez: estupidez económica, estupidez en la política internacional, estupidez en la política interna, estupidez social, estupidez moral. ¿No ha sido en fin de cuentas una inmensa estupidez esta supuesta revolución que le entregó un poder desproporcionado a una gavilla de estúpidos incapaces que han acabado con un país, acompañados de oportunistas que se han enriquecido ellos y sus familias, contribuido a enriquecer a muchos más, incluyendo extranjeros de diversas procedencias? ¿Todo a costa de empobrecer a un pueblo y hacerlo mendigar en colas interminables en todo el país, la gente muriéndose por falta de medicinas? ¡Todo lo demás destruido o semidestruido… y tantas cosas, por Dios! ¿Estoy acaso insultando o más bien, simplemente, diciéndole a esas personas lo que se merecen?

Y finalmente le dije con claridad a mi amiga periodista que ya me parecía llegada la hora para que los periodistas venezolanos decidan no seguir dándole foro a la estupidez. Que dejen que figure en el espacio de la Hegemonía Comunicacional, pero por favor que no sigan siendo amplificadores de la estupidez de los cómplices. Venezuela se lo pide a los buenos periodistas como ella, a los que no han renunciado a la soberanía sobre su conciencia. Les corresponde ser claros, superar los escrúpulos de una supuesta neutralidad que en las actuales condiciones no es sino un apoyo directo a la Dictadura y sus triquiñuelas, cada vez más graves, más amenazantes; la última, la definitiva. Se lo pedimos en nombre de una historia ilustre que nos ha permitido superar estupideces, con la confianza de que podremos superar la actual.