ENTRE LO CIERTO Y LO VERDADERO

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Oscar Tenreiro

Tristeza es lo que siento en estos días transformada también en angustia. Tristeza de ver a los cínicos, a los ladrones, a los deshonestos, a los manipuladores de la verdad, a los voceros de la mentira y a sus cómplices sentando las bases para el asesinato impune. Y ver como tienen éxito terminando vidas inocentes, puras como toda vida joven. Ya no puedo más con esta especie de permanente carga que no me deja reposo de ver a un país que es mucho más que esos canallas luchando por recobrar lo que siempre fue el objetivo de sus más intensas luchas.

Me entristecen especialmente las muertes más recientes, una de ellas tan cercana que no puedo evitar sentir que me llama a mí, a mi gente, a los que me ayudan a tener fuerza para seguir, siéndome cada vez más difícil recobrar la serenidad y vivir con algún sosiego. Son casi niños quienes han sido asesinados y aparte del dolor por la insensatez de sus muertes todavía se nos somete al suplicio de saber de un ladrón, de un abusador, de un delincuente que disfrutando de la malhadada “hegemonía comunicacional” que les permite propagar sus falsedades, alegar que los asesinatos no fueron su responsabilidad, de él y de sus superiores e inferiores compañeros en el abuso. Usando su dominio ilegítimo de los medios de comunicación para ocultar lo inocultable, práctica ejercida sin cesar por el vértice del poder a lo largo de estos cada vez más tristes dieciocho años venezolanos.

Y esa tristeza trae con ella una tendencia a la parálisis, a quedarse uno detenido en sus dudas, en sus deseos y sus esperanzas. Siempre eso sí con una convicción un poco ciega de que finalmente le torceremos el brazo a la mentira.

Y mientras tanto me asedia una sensación de que no vale la pena pensar en otra cosa, elevarse un poco sobre la circunstancia, imaginar otros límites. Y me digo entonces como en los versos de Vallejo, quien como ya he dicho me acompaña en estos días:

Alguien va en un entierro sollozando

¿Cómo luego ingresar en la Academia?

A lo cual respondo con el mismo Vallejo:

Vámonos! pues, por eso, a comer yerba

Carne de llanto, fruta de gemido

Nuestra alma melancólica en conserva

Vámonos! Vámonos! Estoy herido;

Vámonos a beber lo ya bebido

Vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.

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La Alcaldesa de Madrid Manuela Carmena recibe a la Asociación de Víctimas de la Guarimba grupo financiado y apoyado por la Dictadura cuya misión es criminalizar las protestas políticas del pueblo venezolano. La Señora Alcaldesa se convierte así, suponemos que sin quererlo, en un exponente claro de la suprema ignorancia de muchos españoles sobre lo que realmente pasa en Venezuela. A ella no le preocupa saber de donde viene esa supuesta asociación; a ella no le importa que ese grupo pretenda calificar a Leopoldo López de criminal o de asesino, a la vez que justifican el ejercicio de la violencia contra los manifestantes, la crueldad y la tortura contra presos de conciencia que ponen al arbitrio de tribunales militares y que promueve el asesinato directa o indirectamente a través de sus bandas armadas. ¡Que existen Sra, Alcaldesa, que existen! Y si usted no las ve o no las quiere ver lo que revela es ignorancia. ¿Acaso sólo merece la acusación de ignorante, que se justifica sin ninguna duda, el Presidente de los Estados Unidos porque se trata del Imperio y eso encaja dentro de los lemas políticos de siempre? ¿Acaso no tengo todo el derecho de decirle a Ud. directamente que haber recibido a los asalariados de una Dictadura es una imperdonable torpeza ignorante? ¡Pues lo es señora! Y yo puedo decírselo a mil millas de distancia porque no necesito ser políticamente correcto.

La Alcaldesa de Madrid y los representantes del Comité de la Dictadura

Y lo que usted está haciendo Sra. Alcaldesa, con gestos como ese, es amplificar la torpeza y la ignorancia de sus amigos de Podemos, unos cuantos de cuyos dirigentes máximos recibieron torrentes de dinero venezolano a cambio de hablar bien de este horror que venimos sufriendo desde hace dieciocho años. ¿Hasta cuando tenemos los venezolanos, los latinoamericanos, que aguantar el chantaje revolucionario como única razón para que ciertas izquierdas europeas (no olvidemos a Mélenchon el francés) se interesen por nuestra suerte? ¿Hasta cuando esa idea de que nos merecemos regímenes abusadores, antidemocráticos, irrespetuosos de los derechos humanos, violadores de las formas de convivencia, debido a nuestro atraso? ¿Hasta cuando por ejemplo la fábula de la supuesta dignidad de la Dictadura cubana que como todos saben, pero la izquierda ciega (hay una que no lo es) no lo quiere saber, es uno de los pilares de la represión que se ejerce en Venezuela?

Son actos estos los que lo ponen a uno frente a nuestras antiguas quejas contra la indiferencia europea y más directamente la de algunos en España (que nos duele más a causa del afecto verdadero, de sangre y de reflexión permanente); quejas que se pronunciaban desde la frustración, al ver la incomprensión, la ausencia de solidaridad. Como la de Francisco de Miranda cuyos papeles privados agrupados con el nombre de Colombeia leo en estos días: …¡No! ¡No amigo mío, lo que quiere la corrompida Europa en América son esclavos que le obedezcan y trabajen para el fomento del lujo, que es su bien supremo!… Duro lamento, tal vez inexacto hoy respecto a lo de esclavos pero más certero si cambiamos lujo por comodidad, el bien supremo para muchos de los europeos de hoy. Y el reclamo ha seguido vivo en el tiempo, como podemos verlo en un texto de 1924 de César Vallejo (cuyos poemas, insisto, me acompañan también por estos días) siglo y medio después de Miranda: ¿Solidaridad? ¿Comprensión? No existe nada de esto en Europa respecto a la América Latina. Nosotros, en frente de Europa, levantamos y ofrecemos un corazón abierto a todos los nódulos del amor, y de Europa se nos responde con el silencio y con una sordez premeditada y torpe…

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Torpeza es por ejemplo que un Museo gallego, en Marín, Pontevedra, el Museo         Manuel Torres, anuncie que un personaje de la Dictadura, quien disfrutó de todos los mayores privilegios y era una especie de ungido del verdadero causante de la tragedia venezolana, el fallecido Ausente, participará en un próximo día de este mes de Mayo (se anuncia el 25) en un coloquio sobre “La situación en Venezuela”.

Supongo que a quienes dirigen ese Museo les ha sido imposible tener conocimiento de la aplastante agresión a la que viene siendo sometida aquí la disidencia, de la represión desatada contra los manifestantes que piden democracia. Eso aparentemente carece de prioridad para ellos por encima de sus lealtades con posiciones políticas locales, tal como ocurre con la Sra. Carmena en Madrid. Poco parece importarles tomar partido a favor del abuso dictatorial, tal como si se les hubiese ocurrido patrocinar en tiempos del apartheid surafricano un evento dirigido a oír las razones del Régimen que mantuvo en la cárcel a Nelson Mandela. La situación es indiscutiblemente análoga, y que un Museo público, financiado por la Xunta de Galicia, institución democrática que es parte de una democracia importante como lo es la española, promueva un acto dirigido a oír la voz de una Dictadura, como ya lo es abiertamente la venezolana, asunto reconocido en primer lugar por una Institución Regional como la Organización de Estados Americanos OEA, al igual por buena parte de los gobiernos de Latinoamérica, oír, repito, la voz del Régimen venezolano representado en el personaje que tendrá tribuna en el acto que se organiza, es algo inexplicable, y si lo vemos desde la perspectiva española incluso inaceptable. Al convocar a representantes del gobierno venezolano en la coyuntura actual a un evento como el que se anuncia, la Dirección de ese Museo está ni más ni menos, favoreciendo a quienes se encuentran abiertamente, ante la mirada de estupor del mundo democrático, entregados a la tarea de ahogar definitivamente nuestros derechos, negándose a convocar a elecciones que es en definitiva lo que se pide en todas las manifestaciones públicas. Que se informen un poco mejor quienes dirigen la institución. Porque el acto que se anuncia es claramente un apoyo al Gobierno ya reconocido internacionalmente como Dictatorial.

Y como sé que esta queja pública no será atendida, no me queda por esta vía otra cosa que convocar a los amigos venezolanos que habitan Galicia, a los gallegos de espíritu democrático y en fin a todos aquellos que les duele esta sufrida Venezuela y viven en España, que vayan ese día a Marín, Pontevedra, al Museo Municipal Manuel Torres, sito en la Avenida de Ourense, 3, 36900 Marín, Pontevedra, teléfono 34-986 89 11 86, a intentar , si es posible y se les permite, decir de viva voz la verdad sobre lo que aquí acontece.