Hoy aparece este Blog con una cara diferente. Una nueva fachada podría decirse. Una de las razones para que sea así es que, aparte de ampliar los temas sobre los que escribiré, voy a darle un carácter de archivo de todo lo que he escrito. Y esa decisión, junto con otras cosas a las que me iré refiriendo, pedía en cierta medida un cambio de aspecto del lugar donde aparecen. Fue necesario organizar el material, ya muy abundante, de modo de facilitar la búsqueda; y a ello debía sumar el proyecto que tengo de llevar a la imprenta parte de los textos, lo cual me exigía facilitarle a quienes me ayudan en la selección la tarea de llegar a todos ellos. Si bien no es posible aún para mí tener seguridad de que los objetivos se han cumplido, tengo la impresión de que, al menos visualmente, se ofrecen mejores condiciones para lo que recién he dicho.
Todo lo que he escrito…no es una frase de ocasión. He insistido en que la escritura me ha ocupado. También en decir que mi interés en ella lo disparó ver tecleando a mi compañero de viaje cuando descansábamos, la primera vez que me moví lejos de aquí. Era yo un adolescente ávido de comprometerme con las cosas del mundo, y también lo era desde su mayor edad –5 años más– y madurez, Gonzalo Castellanos Monagas, quien habría de abandonarnos sólo dos décadas después. Un par de viajeros que representábamos –es un decir– a nuestra Escuela de Arquitectura en esos tiempos de Congresos de Estudiantes apoyados por los intereses de la expansión ideológica del estalinismo.
Y escribir alimenta, sin duda. Apoya en momentos difíciles como los que vivo ahora. Difíciles para uno y su familia y especialmente difíciles para su país, en manos de una pandilla de aprovechadores que vomitan ideología para esconder su pequeñez moral. Apoya a un arquitecto que piensa que áun podría decir unas cuantas cosas más mediante muros y techos, pese a la edad avanzada, condenado sin embargo a una especie de silencio arquitectónico que me han ayudado a superarlo la palabra y la imagen como sustitutos provisionales y bienvenidos. Y el silencio por cierto no es que venga mal sino que es muy difícil de manejar para un locuaz como siempre he sido. Locuaz en la conversación y seguramente también en la escritura, pero no en el mundo de los muros y techos porque sabemos que para construir se necesita negociar con algún tipo de poder y eso además de problemático y riesgoso se transforma en frase desde las palabras –sí, los muros y los techos– sólo de vez en cuando.
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Escribir para un blog es muy distinto que escribir para la eventual publicación de un libro. Lo del Blog es inmediato: escribes e inmediatamente publicas. Si uno no es un escritor en toda la regla, es decir alguien consagrado en cuerpo y alma a la escritura, esa publicación instantánea es atractiva porque redime de la necesidad de la dedicación total: uno produce y puede comprobar en muy corto tiempo el efecto en otros de lo escrito. Pero pongo la palabra publicar en cursiva porque publicar en un blog no es realmente publicar: para un escritor completo nada sustituye al libro. A esos libros electrónicos (o Blogs) que se leen en el teléfono o en una tableta se los lleva el viento del tiempo. Cuando veo en las estanterías de mi hogar libros que leí hace muchos años y de los cuales casi nada recuerdo porque lo esencial se metió en el alma y lo accesorio se confunde y olvida, siempre tengo la posibilidad de tomarlos de nuevo y abrirlos para sumergirme en las confidencias del escritor. Y si alguien me dijera, como ya me han dicho, que en el caso del libro electrónico sólo tiene uno que buscarlo de nuevo en su computadora, tableta o teléfono, le preguntaría si él cree que es posible predecir la forma cómo se almacenarán digitalmente dentro de treinta años esos escritos que flotan en lnternet. O si no cree probable que algún conflicto, acto de terrorismo, derrumbamiento de la economía como el infligido por la pandemia, ocurra, y nos enteremos entonces que por una falla inesperada se perdieron en la nube todos los libros que Google publicó en determinado año. Podrían decirse muchas cosas similares sobre lo que circula por las llamadas redes sociales, ese artificio inventado para enriquecer a algunos millones de iluminados mientras se aplana en lo trivial y la superabundancia de fotografías y comentarios de ocasión a los centenares de millones de activísimos usuarios que los han enriquecido.
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Debido a esa condición de culmen de un esfuerzo, publicar en un Blog es como escribir para un periódico: uno ejerce la escritura a la manera de un periodista. Es lo que hacía por ejemplo un escritor completo, de los mejores, como Alejo Carpentier, cuando publicaba en El Nacional de Caracas la maravillosa columna semanal Letra y Solfa. Se trataba de sus comentarios sobre eventos, libros, música porque la música lo apasionaba, textos que iban surgiendo en la vida diaria y en sus ocupaciones de hombre que se cultivaba. Y uno lamenta que acercarse hoy a esos textos cortos exige pasar por la trabajosa, inexacta e improbable labor de buscar en las hemerotecas. Lo cual hace pensar que si en los años venezolanos de este hombre hubiera existido la dimensión virtual y hubiera transcurrido el tiempo sin sobresaltos importantes –que los hubo y muchos–hoy podríamos consultar cómodamente sus columnas. No se benefició pues de las ventajas de un Blog este escritor excepcional pero sí se beneficia un amateur como yo, uno más entre los miles de amateurs –todo el mundo tiene un Blog dice un amigo español– haciendo accesible con facilidad lo que escribo, surgido de reflexiones más o menos independientes entre sí que no forman necesariamente un todo unitario. Así que mis intervenciones semanales –si logro la rutina de nuevo– podrán seguir siendo leídas o releídas hasta que el espacio electrónico donde pernoctan se pierda accidentalmente en la nube, o yo deje de pagar por él. Debo apurarme entonces con lo del libro.
Supongo que a estas alturas quedó claro que convertiré al Blog en depósito abierto, sin que haya mencionado otra de sus particulares ventajas, las respectivas imágenes, en algunos casos imprescindibles. Sumárselas a los escritos más viejos (en El Diario de Caracas desde 1989 hasta 93) ha sido una labor lenta y difícil, tal como ha sido difícil la relectura que llevará a la selección final del material existente, en lo cual me ayudan dos colegas que generosamente han aceptado cambiar puntos de vista para lograr un producto no demasiado marcado por una actualidad que dejó de serlo, o por preferencias personales cuyo peso convenga reducir: Enrique Larrañaga y Víctor Sánchez Taffur. En ese intercambio seguiremos los tres durante tal vez un par de meses, antes de que sepamos mejor cuáles deben ser las características de lo que salga de la imprenta.
Y me seguirán ayudando, así lo espero, Javier Avendaño, ingeniero de México residente en Madrid, experto en informática, quien trabajó en el nuevo blog gracias a la intermediación de mi yerno, también ingeniero, Gustavo Cardona; y en los últimos días el colega José Eugenio Martínez cuyo nombre de batalla es Jake, residente en Galicia, quien me ha dado una mano que agradezco y aspiro a que sea permanente.
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Termino con algo que considero de especial importancia: me dedico ahora con intensidad a darle forma a una actividad que anuncio aquí: un Seminario cuyo tema central será pensar en voz alta junto a los participantes, acerca de los esfuerzos a lo largo de mi vida buscando hacer realidad una arquitectura. Sobre las oportunidades abiertas, positivas y fallidas; sobre los aciertos y desaciertos. En resumen, ir hacia las experiencias profesionales-autobiográficas en tono de conversación buscando hacerse entender por cualquier persona interesada, más allá de la idea de la noción de especialización. Se hará en sucesión cronológica según las pautas que guiaron al libro Todo Llega al Mar… el cual funcionará como guión.
Esa reflexión secuencial a o largo del desarrollo de una vida, que como decía Michel de Montaigne, palabras más o menos, es la mía porque la conozco mejor, será en cierto modo regulada o estimulada gracias a la presencia en las sesiones de personas que en diversos países se han hecho sentir en el mundo de la arquitectura, además de un trío muy valioso de mis antiguos estudiantes. Ellos intervendrán compartiendo conmigo el examen de la sucesión de experiencias, proyectos y realizaciones. Para conocer de quienes se trata y para enterarse de las particularidades del evento invito a conocerlo pinchando en Seminario a la derecha del menú de este Blog. Por lo pronto aquí muestro la imagen que sirve de portada al pdf que contiene la información: