ENTRE LO CIERTO Y LO VERDADERO

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Una vez, durante una de esas conversaciones entre gentes del oficio cargadas de generalizaciones, un celebrado arquitecto suizo me dijo, muy enfático: “¡es necesario construir¡”. No me he olvidado de la simplista frase. Hoy muchos aceptan que la arquitectura se “piensa” mientras se construye o se está en el proceso de construirla. Y la frase final la dice el edificio en la ciudad. Lo demás es metafísica, cara o barata. O literatura, que es preferible porque puede incluir la poesía.

Pero para construir hay que cumplir muchos requisitos. Y el más importante de ellos es que la sociedad en la que el arquitecto vive ame, o respete, la arquitectura. Y eso, que la gente ame, o respete, a la arquitectura y con ella a la ciudad, es lo que buscamos en este ejercicio semanal de escribir.

Es evidente que la sociedad venezolana tiene poco aprecio por la arquitectura. No hablemos ya de la del pasado, que para muchos se agota en una alerito de tejas, un tinajero o un muro sobado, sin ir más allá, hacia lo auténtico o hacia los valores ambientales y constructivos que les dieron origen. Sino a la del presente o la del pasado inmediato, que exigiría respeto, comprensión, interés, dejarse seducir por ella para tenerle amor. Sin hablar de los arquitectos que, como he dicho otras veces, reproduciendo inconscientemente la fábula de las uvas que se suponen verdes y por eso desdeñables, se convierten en enemigos de la posible arquitectura. No la aman, así de simple, y se dejan entonces arropar por todos los posibles argumentos, o por las técnicas, o los números, o las teorías filosofantes. Y eso puede ser malo para la arquitectura si hay, como hay aquí, tantos arquitectos que no construyen.

Pasión por la Arquitectura.

Jesús Tenreiro, fallecido a fines del año pasado, fue para muchos de nosotros un maestro de la arquitectura venezolana. Para mí Jesús lo fue, ante todo, porque amó la arquitectura y trató, con muy diferentes medios y a través de su mayor o menor elocuencia, de que los demás la amaran. Con mucha frecuencia reclamó a los cercanos ese amor, quiso pedirles que lo cultivaran. Y a los estudiantes en particular, desde su cátedra en la UCV a lo largo de varias décadas, trató de inculcárselos usando para ello métodos pedagógicos innovadores, que a veces fueron incomprendidos. Pero destacaba lo central: pasión por la arquitectura. Amor.

Jesús dejó además varios edificios memorables que son parte de nuestro patrimonio cultural: entre ellos, la sede de Edelca en Puerto Ordaz, el Palacio Municipal de Iribarren en Barquisimeto y la Abadía Benedictina de Güigüe. Ellos dicen la palabra final. Y ellos, mostrándose en la quietud inmueble que invita a contemplar, a observar, siguen hablándole de amor a las generaciones que siguen, capaces de moverse por umbrales, recintos, estancias y perspectivas, observando en silencio.

Gerardo Paúl Paiva Alejos, arquitecto, es uno de esos jóvenes. Más allá de las frases con frecuencia vacías que se pronuncian cuando alguien muere, Paul escribió unas líneas barquisimetanas que me parecen, en su sencillez y su modo directo, un buen homenaje al esfuerzo de quien falleció. Aquí las reproduzco con su autorización y su título original:

¿Y la Arquitectura?

Arquitectura es muchas cosas. Es proyectar en consonancia con factores climáticos, culturales y económicos. Debemos practicarla, desarrollarla para alguna vez recorrerla y así poder juzgarla. La Arquitectura te alberga y al mismo tiempo produce en ti un cambio de conducta sin que seas capaz de razonarlo. Si eres Arquitecto es más factible que ese sentimiento esté acechándote, aunque no es seguro que se apodere de ti. La arquitectura se apoderó del Maestro Jesús Tenreiro, cuando proyectó la sede del Palacio Municipal de Iribarren.

Sin ser Arquitecto cualquiera puede ser atrapado por la Arquitectura, ser dominado por tal sentimiento. También las Instituciones. En un país como el nuestro pocas instituciones tienen esa visión, sólo queda el Estado. No puede negarse la demostrada intención del Alcalde de Iribarren –Henri Falcón– por la construcción de edificaciones que buscan ser la nueva iconografía de la ciudad de Barquisimeto. Quizás esté experimentando tal sentimiento de forma muy incipiente. Quizás -albergado por el Palacio Municipal de Jesús Tenreiro- haya cambiado su conducta. El Nuevo Terminal de Pasajeros y la Red de Transporte Público Transbarca, el desarrollo del Parque Temático Arena Parque Ferial y la resolución de los terrenos del Triángulo del Este, entre ellos el Sambil Barquisimeto y el paseo peatonal Juan Guillermo Iribarren, son algunas construcciones que buscan ser esa nueva iconografía; pero al Alcalde quisiera preguntarle ¿Y la arquitectura? ¿Por qué está ausente?

¿Cuándo juzgaremos arquitectura en esta ciudad? Es una pregunta motivada por la reciente muerte de Jesús quien nos dejó la Arquitectura, aquí en Iribarren.

Gerardo Paúl Paiva Alejos. Barquisimeto, Febrero de 2008.

Palacio Municipal de Barquisimeto, recientemente restaurado. Construido en 1965 luego de un Concurso ganado por Jesús Tenreiro. Foto de Paul Alejos.