Oscar Tenreiro / 26 de junio 2011
Continúa hoy la entrevista que Antonio Ochoa, arquitecto venezolano que vive y trabaja en China, le hizo a Oscar Tenreiro con motivo de los cuatro años de publicación de la página en el diario Tal Cual de Caracas. la cual se reproduce en este blog.
Antonio Ochoa. Has insistido en unas palabras de Claudius Petit: «todo programa político se manifiesta en el dominio de lo construido». Relaciono eso con lo que ha dicho el ex-alcalde de Medellín, Colombia, de que una de sus políticas para acabar con la violencia fue llevar la mejor arquitectura a los barrios, tradicionales semilleros de delincuentes. Creo que el único que aplicó este principio en Venezuela, fue Pérez Jiménez.
Oscar Tenreiro. Yo no iría tan allá. Gómez creyó en hacer ciudad, como reflejo de su política. Y antes de él, a su manera caricaturesca, Guzmán Blanco. Claro, sin estímulo a lo privado y en un país atrasado que era «su» hacienda. Pérez Jiménez, es verdad, produjo avances sostenibles hacia una ciudad mejor utilizando la arquitectura. Por ejemplo la Ciudad Universitaria. Pero la democracia después de él, pese a todo, siguió ese rumbo. Betancourt creía en eso con corazón populista. Leoni también, y el primer Caldera. En el Estado como promotor de una ciudad mejor. La debacle vino con CAP-Uno y el super-populismo de la explosión petrolera. Fue una borrachera de dólares y corrupción. Y pérdida de perspectivas, entre ellas la de actuar en la ciudad. Después se impuso el provincianismo político, la vagabundería, las contradicciones al estilo de CAP-Dos y su partido. Lo de ahora es análogo a lo de CAP-Uno pero dictatorial, con aspiraciones totalitarias y una clase político-militar corrupta y mediocre. Sorda.
El problema urbano es el mayor problema venezolano y muchos otros derivan de él. Mejorar la calidad de vida de las ciudades venezolanas tiene que ser una de las principales tareas de nuestra democracia. Una transformación física que no es, como le gusta decir al populismo, simple ornato, sino vivir mejor. Rescatarlas de la fealdad y el abandono con presencia vigorosa de la inversión privada. Mejor movilidad, escuelas modernas, construir bibliotecas, actuar en las áreas marginales, hacer de la vivienda instrumento de acción en la ciudad. Es un programa de cambio físico. Que será económico porque revitalizará la economía. China es un ejemplo de ese efecto.
AO. Pero para que en Venezuela se entienda la importancia de hacer ciudad pasarán varias generaciones. Se necesita un mínimo de cultura urbana de la que Venezuela carece.
¿Si pudieras gerenciar un gran proyecto nacional para el planeamiento y desarrollo urbano crees que lograrías algo?
OT. No soy un gerente. Pero sí desearía poder contribuir a que los políticos hablen de lo urbano con precisión. La inseguridad anida en la pésima calidad de vida urbana de Caracas y eso poco se menciona. Tampoco la urgencia de actuar en las zonas marginales. No se habla de la ciudad en términos claros. La actual locura del Régimen en relación a la vivienda se ataca sin profundizar. Planes enormemente improvisados, que olvidan la ciudad o la agreden sin rendir cuentas a nadie, como en el caso de la Ave. Bolívar; y desde la oposición se señalan números o se trata de sacar partido a las protestas vecinales. Una ausencia de visión profesional como la del Régimen, pero de signo contrario. Eso debe cambiar. Esa es mi lucha y la de muchos de mis colegas.
Pero si me pones a especular, me gustaría contribuir a orientar la utilización de La Carlota. Defender la posibilidad de que sea un reservorio de espacio público, no sólo como Parque pasivo sino de espacios cívicos rituales de los que Caracas carece, e incluso de áreas para práctica deportiva. Y en muchas ciudades venezolanas hay situaciones análogas a las de La Carlota con las «Zonas Militares» que deben ser desplazadas y dejan terrenos libres. Como el caso de Fuerte Tiuna en Caracas, de tanta importancia como La Carlota.
AO. ¿No crees tú que la arquitectura no nos pertenece? ¿Que le pertenece a quienes la pagan o la usan? Hay demasiados intereses distintos al del arquitecto.
OT. El que paga cumple un papel instrumental y tiene palabra fuerte, pero no es el dueño. Tampoco es el dueño el que la usa. El dueño es la ciudad. Si Villanueva no era el dueño de la Ciudad Universitaria, que no lo era, tampoco lo era Pérez Jiménez ni los que estudiamos en ella. Es de todos y de nadie en particular, pero si ya está inscrita en el patrimonio de este país, debemos preservarla como Villanueva la pensó. Aunque creo que se puede y se debe intervenir en ella, con respeto.
AO. ¿Como ves la situación de la arquitectura a nivel nacional e internacional? ¿Crees que los últimos premios Pritzker están realmente marcando una tendencia o es que se han agotado las super-estrellas de arquitectura efectistas y superficiales?
OT. En Venezuela hay muy buenos arquitectos. Eso se expresará cuando nuestra arquitectura pública esté en manos de los mejores, superada la exclusión política y el tema del amiguismo. Porque el sector privado, como ha pasado en otros países buscaría emular los niveles de lo público. Y los mejores en general han construido muy poco. Con excepciones, es verdad, que no nombro para no dejar a nadie fuera.
Eso revela lo que hablábamos al principio, la poca importancia que le damos a la arquitectura como testimonio de cultura. Ni en lo privado ni en lo público la calidad es un objetivo importante. Y en un medio cultural así nunca será el mercado la solución. Se impone, insisto, una política seria para otorgar encargos de arquitectura pública. Las alcaldías de Baruta y Chacao han señalado un camino, amenazado por cierto por nuestro mayor mal, la discontinuidad.
Hablo y juzgo lo internacional porque se publica mucho y repercute en nuestras escuelas de arquitectura de manera muy acrítica, lo cual me preocupa bastante.
Me referí a lo del Pritzker en una página pasada. Son premios que hacen equilibrio. Y si hablamos de las super-estrellas, creo que muchas de ellas carecen de interés perdurable. Su nombre no será recordado como no recordamos hoy quien hizo el Grand Palais en París. Esa apoteosis del disfraz del edificio que es la arquitectura de Gehry me parece un error impulsado por el marketing. A Nouvel lo veo como representante de las aspiraciones francesas de asombrar al mundo. Zaha Hadid debería revisar su dieta. Y Calatrava es un gran constructor. Y así podríamos seguir. No todo lo que brilla es oro. Son gente muy talentosa, muy exitosa. Tengo un texto donde diferencio éxito y prestigio. Ser prestigioso no garantiza éxito, ni ser exitoso implica prestigio. García Bacca lo dijo así: «…el éxito de un literato consistirá tal vez en ser un «best seller», pero el éxito de venta de una obra no garantiza que sea óptima.»
AO. Pero no crees que el mundo se enriquece con la variedad? Así como existe un Arvo Pärt, existe por otro lado Lady Gaga; en las mismas librerías encuentras a Witgenstein y a Pablo Coelho, y en los museos conviven Mark Rothko y Jeff Koons. La sociedad tiene que convivir con todos y los necesita a todos, excepto a aquellos que son nocivos al hombre mismo ¿Que daño puede hacer un Jean Nouvel o un Gehry sino ofrecer entretenimiento y diversidad al cada vez más aburrido paisaje urbano, lleno de edificios anodinos? ¿Como podrías convencer a los vascos que el Guggenheim es malo cuando en tiempo récord ha recuperado su inversión y ha puesto a Bilbao en el mapa turístico de España?
Hace dos años me invitaron a ser jurado en un concurso donde participaban entre otros Zaha Hadid y la japonesa Sejima. Yo voté por esta última porque consideraba que su propuesta era austera y al mismo tiempo radical. Ganói la Hadid. El promotor no se quiso arriesgar con Zaha Hadid iba seguro. ¿No crees que esto también es parte de la dinámica de hacer arquitectura?
OT. Primero, si recuperar la inversión es decisivo, la arquitectura debe ser toda como los galpones Wal-Mart en Estados Unidos, que recuperan la inversión en un mes. El Monasterio de La Tourette de Corbusier no es rentable ni siquiera hoy cuando la visitan los arquitectos de todo el mundo. Para hablarle a los vascos del Guggenheim mencionaría la crisis de España, que es una crisis del exceso. Y viene en mi ayuda el Museo Turner de Chipperfield en la pequeña ciudad inglesa de Margate: una arquitectura anti-espectáculo que ya ha puesto ese pueblito en el mapa. La arquitectura es algo superior al simple entretenimiento.
Amar la variedad no implica llegar a Choroní y aceptar que cada quien haga lo que le da la gana con la basura, con el ruido, con el comportamiento. Proyecta eso al mundo más amplio y verás la necesidad de ser selectivo. El marketing es populismo puro.
Y uno no es un Dios que lleva todo en su seno de modo parejo, uno se posiciona.
El otro día vi un documental sobre Jeff Koons. Tiene una factoría de «arte». Bien por él. Sus objetos son decorativos, pero yo prefiero y tomo partido por Chillida y no por este americano a lo Andy Warhol. No me atrae el relativismo que sugieres, no estoy allí. Lo he discutido mucho con mi hija, del mundo de la filosofía. Toda educación es educación moral. Desde el relativismo eso suena raro pero métete en esa discusión y verás. Uno señala un rumbo moral para bien o para mal. Yo creo que el relativismo actual, que es occidental y además típico de la opulencia, se transformará ante la presión de la legítima variedad, no la del marketing. La de las culturas. Lady Gaga me aburre y voy más, me parece una mierda. Oigo a Arvo Pärt y de los populares a Celia Cruz u Oscar de León ¿pero Lady Gaga? ni de vaina.
Sejima me parece la otra cara de la moneda de Hadid. La supuesta contención de Sejima es incontinencia pero refinada. Aunque tienes razón, es la menos mala.
Y te pregunto: ¿Quién decide lo que es «nocivo al hombre mismo»?
AO. El año que viene serán las próximas elecciones presidenciales en Venezuela. Desde afuera, se ve el panorama político muy similar al de hace 6 años. El gobierno ha perdido influencia en las masas y su apoyo, pero al mismo tiempo se percibe una oposición muy débil y desenfocada, sus líderes siguen bailando al son que les toque el presidente. No veo a la gente identificada con la MUD. La tarea fundamental de esta MUD debería ser conquistar el voto chavista. Como ves el panorama político nacional en miras a las próximas elecciones y quien crees que deba ser el candidato y líder único de la oposición.?
OT. La dirigencia de la oposición venezolana no discute ideas. Tal vez porque a los más notorios representantes eso no les interesa. Pero El Caudillo ha logrado que a nivel popular las ideas cuenten. Sostiene su mando en las ideas, no en las obras. Habla de construir una sociedad más justa, por ejemplo. Y generalmente, en la oposición, se habla de «solucionar los problemas de la gente» de modo vago apelando a cifras, críticas puntuales. Pero no van a la idea central (que se la he oído por cierto, a los estudiantes): no hay sociedad justa sin democracia. El caudillismo es un obstáculo al avance. Y para llevar esa idea con claridad señalando los fracasos del Régimen con propuestas sobre la economía, la ciudad, la energía, la descentralización como requisito, se necesita un vocero único. Por eso la decisión da hacer las primarias dentro de un año es un error de los politiqueros del pasado.
En cuanto a quien es mi candidato, habrá que ver. No será alguien del pasado, Y su discurso debe ser claro como para emocionarnos a todos y hacernos sentir que Venezuela puede salir de este hueco.
Siguen algunas imágenes de Caracas, de su paisaje único, de su densificación, de la magnitud de sus áreas marginales, de su desorden visual. Seguidas de dos imágenes de la recién abierta Plaza de Los Palos Grandes, modesta y correcta obra de la Alcaldía de Chacao, del Arq. Edwing Otero. Y una foto de las Galerías Turner de David Chipperfield en Margate, Reino Unido.