ENTRE LO CIERTO Y LO VERDADERO

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Oscar Tenreiro

Hoy domingo 31 de Octubre culmina la Primera Temporada del Seminario 6X con OT. Para mí ha sido, en cuanto a lo que me ha exigido, como un retiro espiritual, la práctica ascética católica en la cual participé algunas veces en mis tiempos escolares de adolescente. Porque el esfuerzo de auto-examen que he hecho a propósito de los distintos episodios, se asemeja al examen de conciencia que entre otras cosas se le exige a quienes se acogen a esas prácticas. Tal como estaba planteada la convocatoria del Seminario, he debido en efecto rememorar, reconstruir, evocar, replantear, en definitiva revivir, circunstancias, supuestos, impresiones, expectativas, momentos, incidentes, vinculados con cada episodio de mi discurrir como persona-arquitecto. Un revivir inspirado en la búsqueda de una veracidad –no disfrazar las cosas– que permitiera a quienes me oyeron durante estas últimas semanas, sacar algunas enseñanzas del discurso descriptivo, asunto que espero haber logrado, aunque haya sido sólo parcialmente, y que, repito, estuvo entre los propósitos de este diálogo con otros, un poco trabajoso, a partir de mis experiencias. Veracidad que no se da fácilmente, que se hace esquiva cuando el tiempo ha actuado erosionando la memoria o disfrazando los motivos, riesgos típicos de todo examen de conciencia.

Fue difícil entonces para mí, pero también gratificante. Porque al revivir, ciertas cosas se aclaran. Lo circunstancial queda atrás, se impone lo más permanente y se hacen visibles los hilos que conectan. Ocultos por las intranquilidades ahora se revelan como si se tratase de un plan. El plan de Dios, podría decirse en clave religiosa. Porque definiéndome como providencialista más allá de las dudas de Fe, he pensado siempre –lo sigo pensando– que somos parte de un plan inescrutable que en algunos momentos revela una lógica: la de lo que tiene que pasar y conformó nuestras vidas de una determinada manera. Si bien acepto de muy buen grado, que más allá de lo que los credos religiosos proponen, tal como en el texto de Borges, nos rige un misterioso azar que es el plan de la vida misma.

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En todo caso, ejercicios como el que me he visto llevado a realizar en estos dos o tres últimos años, con motivo del libro Todo llega al Mar, la exposición que lo acompañó y como complemento el seminario que en aquel se apoya, me dicen con insistencia, contrariando mi estado de ánimo ocasionalmente derrotista, que puede quedar mucho de las vueltas y revueltas convertidas en fábula por Tomás de Iriarte hace más de dos siglos.[1]Y es que llegué a decir que nada había quedado de todo lo luchado, y que en el fondo estábamos inexorablemente condenados al silencio, nativos como somos de un lugar del mundo donde la arquitectura tiene muy poco espacio para mostrarse con dignidad. Sin pensar que sólo debía esperar un poco, que debía apelar a la paciencia de la edad –si es que la hay­– para que se mostraran los hilos que conectan en el proceso de darle forma a Todo Llega al Mar en primer término, libro y exposición, y ahora a este Seminario. Se me mostraron esos hilos para permitirme decir –regalo providencial– que las interrupciones y los obstáculos no impiden rescatar de cada pequeña historia, aún siendo áspera, difícil, o nutrida de desencantos, lo que en ella queda como valiosa huella de un proceso de búsqueda cuyo valor no se agota en la frustración que lo acompañó, sino que permanece vivo en nosotros y es posible convertirlo en imagen duradera.

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Y he aquí que los avances de la técnica nos abren una puerta inesperada para lograr que se muestre lo que permanece vivo. Un amigo y ex-estudiante, Augusto Terán, hombre de San Cristóbal, Táchira, Venezuela, con generosidad singular, apoyado al comienzo de su labor por mi hijo Esteban, ingeniero que conserva la posibilidad de acompañarme en cosas de arquitecto; y un poco más lejos pero con efectividad extraordinaria un nuevo amigo y colega, Ramón Fermín, todos se sumaron para que se hiciese posible la curiosa y estimulante resurrección de viejas cosas, que al reaparecer mostraron inusitadas y sorprendentes caras que llegaron incluso a conmoverme. Reaparecieron con una forma más precisa, más construida, las imágenes de arquitectura que hasta el momento eran sólo dibujos imperfectos, croquis que yacían en los archivos un poco abandonados. Tenían ahora la oportunidad de tomar nueva vida. Y para mí fue configurándose poco a poco una especie de milagro. Un milagro facilitado por los nuevos modos de expresión. Porque no hay duda que la arquitectura vive en el volumen, sea este vacío –espacio– o lleno. Sale de la quietud lejana de las dos dimensiones que sugieren, pero no irrumpen en la observación, y se hace naturaleza al construirla. Nace en un movimiento que la lleva a tomar cuerpo. Proceso que pueden figurar las nuevas técnicas visuales a la manera de esas recreaciones recientes del mundo cinematográfico que hacen que los personajes de un cuadro se integren a la vida del harripotter que observa. Así mismo los 3D de los proyectos interrumpidos convierten al dibujo que guardaba en potencia aspectos ocultos de su fisonomía, en un tipo de realidad corpórea que puede mantenerse –allí está la clave– dentro de límites que no conviertan al rendering en un juego de pura imaginería escenográfica, que mantengan su compostura, que operen dentro de sus límites podría decirse: son figura de la realidad, no la sustituyen. Y la figura no exige maquillaje que oculte lo esencial.

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Eso intentamos al reconstruir varios proyectos para el libro, la exposición y finalmente el Seminario: acercarnos al volumen, y a través del video en algunos casos, al tiempo del recorrido –la promenade de Le Corbusier– porque el tiempo es indispensable atributo de la percepción de la arquitectura. Experiencia que fue hasta cierto punto una repetición más abundosa de medios, de la bonita experiencia de dibujo paciente y técnicas de perspectiva que llevaron a amigos de entonces –corría 1984-85– cuando se dibujaba a plumilla[2]a darle corporeidad al edificio de la Galería de Arte Nacional GAN, tocado ya este proyecto por la ponzoña de la envidia y el oportunismo político y cultural que cerró el paso a su construcción. Publicar el libro GAN poblado de rigurosos dibujos, sustituyó a la deseada construcción. La publicación le dio vida, le dio volumen, lo ayudó a mostrarse.

Y del proyecto GAN hablamos en la quinta sesión del Seminario, haciendo notar cómo el compromiso del ingeniero con el resultado arquitectónico, Augusto Komendant, sumado a su recomendación sobre el principio constructivo, estuvieron en la génesis del proyecto. A la vez que describimos las grandes posibilidades que para la ciudad ofrecía la idea del Parque Cultural de Caracas, ambas propuestas, edificio y parque, naufragadas por la violencia de la falsa politización asociada a la ceguera que el clientelismo político hizo común en las dos últimas décadas del siglo veinte, origen indudable de lo que sufre hoy nuestra nación.

GAN-Isometría dibujada por Omar Ladera (1981)

GAN-Vestíbulo del 2o. piso. 3D reciente de Augusto Terán. Se vislumbra la vegetación de los patios.

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1961-Colectivo Tipo en Tocopilla.

Si nos remontamos al comienzo del Seminario, el Colectivo Tipo en Tocopilla, el primero de mi vida profesional, con su nueva presencia y su sencillez adquirió una personalidad que me sorprendió. E interesó por ejemplo a Kenneth Frampton o Iván Cabrera, Director de la ETSAM de Valencia, como lo demuestran sus comentarios al comienzo del libro Todo llega al Mar. Una re-formulación de imagen de la cual se beneficiaron otros proyectos que discutimos en la Cuarta Sesión, como la Sede del Banco del Libro, del cual se construyó una maqueta a cuyas fotos sumé las representaciones 3D del colega Ramón Fermín, profesor de la UCV y sus estudiantes, quienes completaron un corte fugado muy detallado que por sí solo describe el proyecto. La Clínica Municipal de Conducta se hizo presente al igual que la casa de Orlando Tovar la cual califico sin rubor como sorprendentemente contemporánea.

Corte fugado del proyecto del edificio sede del Banco del Libro (1967-68).

1969- La Clínica Municipal de Conducta

Casa de Orlando Tovar (1970). El volumen que sobresale en voladizo es un oratorio.

La Iglesia de Bello Monte me llevó a decir cosas que me salieron del alma acerca de lo que representó como hallazgo formal que se me había perdido a lo largo de los años en los cuales sus sencillos croquis estuvieron en una gaveta. Y en esa misma sesión pude regresar hacia la propuesta de rescate del Helicoide, conjunto de particular complejidad con una lógica que alcanzaron a clarificar nuestras traumáticas exploraciones. Y culminó esa sesión con la enorme estructura del Terminal de Transporte, Mercancías y Mercado Central de Caracas, construible en términos económicos y técnicos a nuestro alcance gracias al aporte técnico de Augusto Komendant, a quien conocí a raíz de ese proyecto y con quien poco después desarrollé un bloque de vivienda a base del Sistema K (Komendant), estructura cuyos dieciséis niveles cuelgan desde una superestructura en el último nivel.

Iglesia de Bello Monte

Las dos primeras sesiones se orientaron hacia las experiencias de los años de estudio que culminarían con un viaje por el sur Latinoamericano y ya siendo arquitecto un tiempo chileno que junto al enriquecimiento humano que me entregaron sus gentes, me deparó conocer el Norte Grande con su inolvidable Desierto de Atacama. Tiempo complementado con el traslado a París aún apoyado por la beca UCV, donde durante un año hice una pasantía en la oficina de Guy Lagneau[3]. Una etapa en la cual rocé la cultura francesa con acento especial en la arquitectura gótica al tiempo que hice espacio para acercarme a Ronchamp y La Tourette en peregrinaje corbusiano. Y la tercera sesión se detuvo en las consecuencias de una carta a Le Corbusier que fue el inicio de una deuda cultural e intelectual con su legado, su modo de ver la vida y en ella las razones éticas de la arquitectura. Culminando la sesión con el crucial episodio de la construcción de Los Aromos: casa, hogar, sitio de enriquecimiento familiar, lugar de experimentación siempre activo.

En el desierto creen en Dios

Si la primera etapa del Terminal, que aquí muestro, se hubiera construido –era posible– se habrían satisfecho incluso las necesidades actuales.

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Han sido pues, incluyendo la que tendremos hoy, seis oportunidades para hablar del pasado llevándolo hasta un presente reflexivo en el cual busco comunicarme. He hilado frases que surgen al situarme en el tiempo y las circunstancias de cada episodio, imperfectas como imperfecta ha sido mi trayectoria, frases que aluden al residuo –tal vez conocimiento– que ha ido quedando de lo revivido. Inspiradas por la suma de referencias que no sólo de alguna forma me definen, sino que al evocarlas aspiro que ayuden a su personal reflexión a los participantes que pacientemente me han acompañado. Y entre ellos, como presencia especial, a un grupo de co-relatores –Antonio, Enrique, José María, Jorge y desde lejos Ruth– que con sus observaciones han despejado dudas y me han inspirado nuevas reflexiones, que si no las expresé en su momento, se han convertido sin embargo en motivo de examen.  Por todo eso no puedo sino estar agradecido.

Los Aromos en 1966, foto de Mauro Rodríguez.

[1]Tomás de Iriarte (1750-1791) fue un poeta español cuya obra incluyó fábulas, una de las cuales La ardilla y el caballo se cita en nuestros días (no pocas veces la oí o la leí) e incluye lo que el caballo le dice a la ardilla: Tantas idas / y venidas,/ tantas vueltas / y revueltas /(quiero, amiga, / que me diga), / ¿son de alguna utilidad? . Aquí está el poema completo: https://www.poesi.as/tifl031.htm

[2]Carlos Pou Ruan por ejemplo, colega y ex-estudiante mío, dibujó con especial soltura y extremo control del resultado, fue asesor técnico de fugas, horizontes, ángulos visuales, y supervisó desde el punto de vista estético los dibujos que se confeccionaron especialmente para la publicación, los cuales contaron con la destreza especial como dibujante de plumilla, de Omar Ladera, compañero nuestro de muchos años.

[3]Ver en mi Blog oscartenreiro.com la entrada del 6 de Öctubre de 2018 titulada Todo llega al Mar (10)